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miércoles, 13 de julio de 2011

El que es y el que no es




Ahora que todos sabemos algo más de economía, o al menos de la fase crítica en la que ésta se encuentra hoy, el término Mercado (con M mayúscula de ente poderoso, justo, neutro e insobornable; que no de Mercado de San Miguel), nos es mucho más familiar que antes. Oigo hablar a los estudiosos de la ciencia económica, del Mercado. Y lo hacen describiéndolo sobre una pizarra que empieza inmaculadamente vacía, y acaba por estar completamente llena de teoría económica. Eso es, de teoría. Oigo hablar también del Mercado que acoge en su seno a Wall Street, a los Bancos Centrales, a las primas de riesgo y a muchos otros conceptos ("confianza" incluida, aunque parece que hace tiempo que se fue de vacaciones a algún idílico lugar del Pacífico Sur). Entonces hago unos cálculos sencillos, y puedo contar dos Mercados distintos (e insisto, ninguno de ellos es el de San Miguel).

Hace ya más de dos años y medio que se celebró la tan celebrada “Cumbre de Washington”, a la que acudieron representantes del G-20. A aquella reunión de entonces se le dio ese nombre, sin añadir nada más, como por ejemplo “para la refundación del sistema financiero internacional”, (aún cuando eso parecía pretenderse incluir en la agenda, por mucho que nadie supiera muy bien el significado de la frase en cuestión). Tampoco se concluyó el título de la congregación de sabios en la cosa económica, con la expresión “para acordar las medidas necesarias para salir de la crisis”, que también se entendía que ése era el ánimo de los concurrentes, o eso tenemos que creer. De manera que ¿para qué se reunieron en realidad? Pues yo creo que después de tanto tiempo de la ocurrencia (nunca mejor dicho) del evento, nadie lo sabe a ciencia cierta.

Justo antes del comienzo de la cumbre, los medios de comunicación se hicieron eco de un discurso de George Bush -que se encontraba en pleno proceso de transferencia de poderes a Obama-, en el que anunciaba (con el aserto coral de un número indeterminado de neoliberales, bien intencionados, desde luego), que de la cumbre no convenía esperar modificaciones en la regulación del Mercado, porque el Mercado había funcionado perfectamente bien hasta la fecha. Claro, ahora me lo explico todo. Como la peña no sabía muy bien a cuál de los mercados aludía Bush, tuvieron miedo de que los debates les condujeran a reformar el que no era; de manera que decidieron no aplicar receta alguna al que sí era.

Y así seguimos, dos años y medio más tarde.

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