Si yo les digo que una estracha es un conjunto de palabras dispuestas siempre en un determinado orden, y que constituyen un chascarrillo jocoso que varias personas comparten, incluso como modo de identificación grupal; o una expresión técnica que resulta indispensable en la confección de un documento formal con trascendencia laboral o jurídica; o simplemente lo que a Luis Aragonés se le pasó por la cabeza, y de allí a la boca, en un momento de calentón durante un partido de fútbol; puede que ustedes me dijeran que tengo el intelecto un poco descolocado. Pero si tuviera que asociar la definición precedente a un objeto gramatical, aunque nombrando a éste en inglés, y aún más, utilizando el acento propio del paisanaje de la mismísima Eaton Place, entonces ya la cosa va cambiando. ¿A que sí?
Si yo les digo que este espacio se llama Estrachas del Ocelote, créanlo porque es lo que reza el título del mismo. Pero "no me digan el porqué" (estracha singular donde las haya) de este nombre. Para eso tendrán que echar un vistazo por aquí, y preguntárselo al "Sabio de Hortaleza", caso de que se encuentren con él por algún rincón.
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