estrachas del ocelote

Pequeño almacén de letras



sábado, 7 de enero de 2012

La ciudad duerme



Cuando era chico, en casa cantábamos esto:

La ciudad duerme,
no la despertéis,
venid otro día
al amanecer.

Ni hoy, que soy un poco menos chico, quizá mucho, sé explicar el significado de estos versos. Pero sé que alguien debe haber aquí que pueda hacerlo. Ahora, mientras ustedes prueban, si quieren, a ser San Antonio, y a encontrar cómo recitar mi estrofa sin quedar después mudos por el sonrojo de no saber acabar lo empezado, voy a guardar mi árbol perenne y el belén. Luego vengo y les pregunto. Y si quieren, y si están aún despiertos, y si no les ocupa el cuerpo un hormigueo de satisfacción y cansancio, y si no piensan, o sí, que el tránsito entre años es más largo que un solo día de 24 horas, y si creen que es inútil hacerse promesas para dentro de poco, y si ven que es útil hacérselas, todo a un tiempo, y si le vieron buen aspecto esta año a la abuela, y si a veces se hicieron de sal descubriendo gestos nuevos en los demás, puede que en sus hijos, y si se olvidaron de la contraseña del ordenador, y si les parece que hay que ser forofo, y si se puede, más en el fútbol que en el mercado, y si creen que la cuesta de enero termina en bajada, y si resulta que conocen a alguien que estuvo por mi casa cuando yo era chico; pues van y me explican por favor, por qué los ojos marrones y grandes de mi hermano alumbraban el oscuro pasillo mientras me decía estas palabras cruzando su boca con el índice vertical, y yo sonreía, sin razón, igual que hago ahora.


 

Enero de 2007

5 comentarios:

  1. Es muy dificil seguir una historia tan bonita, no?.
    Yo no voy a intentarlo.
    La ciudad se duerme,
    a la luz de los ojos marrones de tu hermano.
    Miradas en rincones donde buscar
    vuelan libres.
    Un beso

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  2. Pues aquí me ves, sonriendo sin razón también.
    Y eso que sí conozco a alguien que anduvo por tu casa cuando eras chico.

    Es una de las más hermosas estrachas que te he leído, me lo pareció entonces y me lo sigue pareciendo ahora.

    (La foto, preciosa)

    Un abrazo, escritor.

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  3. Yo me emociono con esto.

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  4. Imagino que lo que sonreía en ti era el amor por tu hermano.

    Qué bonito lo que escribes.

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  5. No hay mucha historia que seguir, Anónimo. Son solo recuerdos mezclados con el sentimiento inconcreto que nos produce (me produce) la Navidad. Un batiburrillo, una estracha, como dice Qwerty, y con razón.

    Compañera, yo sí que me emociono al verte cada día más grande y más persona. Estoy orgulloso de ti, que lo sepas.

    Encuadro estos recuerdos en un Ocelote de unos 8 años. Es la época en la que un hermano mayor le deslumbra a uno. Lía, tu visita me hace especial ilusión.

    Muchas gracias a todos.

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