estrachas del ocelote

Pequeño almacén de letras



sábado, 17 de diciembre de 2011

Dietario Errático (30-05-2011)


Mi amigo Enrique tiene una cosa que se llama epicondilitis. Algo que se conoce también como “codo de tenista”. Digo yo, echándole a la cosa altas dosis de intuición y demostrando mi elevadísima capacidad detectivesca, que porque debe ser habitual en los tenistas.

El caso es que yo ya lo había tenido antes que él, y haciendo uso de mi experiencia y de su paciencia de contertulio aleccionado, le he recomendado que se lo haga ver por el mejor traumatólogo que pudiera encontrar, que a veces el tema éste se pone jodido; y que la traumatología es muy de disponer soluciones terapéuticas ’high quality’, junto a otras no tanto ‘low quality’, como lo siguiente (expresión que se ha puesto muy de moda en los últimos tiempos) a ‘low’. Y es que, como en casi todos los órdenes de la vida, aunque en este caso resulta algo especialmente doloroso e injusto, en la atención sanitaria también hay que tener suerte. Quien da con un médico con la voluntad de atender a enfermos antes que la de enfrentarse a enfermedades, tiene más probabilidad de ayudar a que el cuerpo (nuestro mejor médico al fin y al cabo) se le ponga bien.

El médico de Enrique es un traumatólogo eminente. Un hombre de absoluta garantía, aunque desgraciadamente le ha venido a decir que no hay gran cosa que se pueda hacer. O sea, en román paladino: “aguántese usted ese dolor que le despierta por la noche, y haga lo que pueda. ¡Ah!, y suerte”.

Ayer, mientras hablábamos de esto, Enrique me dijo: “¿sabes lo que verdaderamente me jode de todo esto?, que yo no sé distinguir una raqueta de tenis de una sartén”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario