estrachas del ocelote

Pequeño almacén de letras



viernes, 23 de septiembre de 2011

Dietario Errático (Introducción a la cosa)


Un servidor no tiene por costumbre el encontrar cada día una buena idea para escribir un relatillo, o algún otro tipo de texto que echar a este almacén. Ni tampoco el tiempo necesario para completarlo de una manera más o menos satisfactoria, desde la óptica de lo subjetivo, caso de que la idea existiera. Y sin embargo, escribir algo, aunque sea una mínima reseña de lo que a uno le aconteció en una determinada fecha, no importa si su importancia es pequeña, puede ser una actividad igualmente satisfactoria. De hecho, en general los blogs tienden a utilizarse más para esto último, que para depositar ficciones en ellos.

Así que he decidido ignorar la máxima aquella de que nada aporta el “hablar por hablar” o, por extensión el “escribir por escribir”, ya que lo segundo no es sino una forma alternativa de hacer lo mismo que se hace con lo primero. Pienso, y además me resulta de utilidad hacerlo, que se trata de una máxima de mínima virtualidad, sobre todo para el que habla o escribe. Para ése, es una vía esencial para facilitar el escape de todo ese montón de residuos que se nos forma cada día como consecuencia de los pensamientos inútiles que nos inundan la cabeza. Así pues, digo, hace algunos meses que empecé a escribir por escribir, cuando no hubo una cosa distinta para ser escrita, que atendiera mejor a otras finalidades más concretas.

Y para materializar esa decisión creé este Dietario Errático. Se trata de pequeños textos a modo de diario, que aunque no constituyen un diario propiamente dicho, puesto que éste no es alimentado cada día; sí tienen una naturaleza parecida, porque el rasgo común de todos ellos es que son pequeños sucedidos de mi día a día, o reflexiones que yo me hago cuando me da por pensar. O sea, que yo soy el centro de gravedad de todos ellos. He tenido mis dudas, no crean, porque con esto, mi nivel de exposición a los ojos ajenos se multiplica. Pero, ¿qué quieren que les diga?, puede que el no enseñarse a los demás quizá no sea, después de todo, un síntoma de madurez, sino al contrario.

El Dietario Errático es una licencia que puedo permitirme porque el blog es mío, claro. Pero es una licencia que debo permitirme porque algunos días la montaña de barreduras intelectuales con la que llego a las horas finales del día, requiere algún tipo de acción terapéutico-limpiadora. Y si además lo hago con agrado, pues mucho más mejor.

En lo sucesivo, iré colgando de forma errática (no podía ser de otra manera), algunas de las entradas de este Dietario Errático, aquí, en la etiqueta de Rituales. Y ello hasta que algún día me dé por pensar que todo este ladrillo que les acabo de meter, no es sino una excusa de ocasión para abrir otra línea de “negocio”, o hasta que me dejen de ocurrir cosas. O hasta que no me apetezca más. Total, como en realidad nuestro mundo resulta a veces tan errático…

4 comentarios:

  1. Chaval, la realidad siempre supera la ficción. Besos y adelante tienes una lectora de diarios impresionante siguiendo tus pasos.

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  2. Esto que acabas de explicar, contado un poco más a lo Valdano, acompañado de un manual de al menos doscientas páginas y un consulta en el centro, bien podría ser una línea de negocio muy interesante. Es sabido -por la sabiduría popular y por la otra- que llevar un diario es un terapia muy recomendable.
    Suerte y al diario, maestro, pero escribas todos los días que no me da tiempo a leerte.
    Un abrazo
    Prionodonte

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  3. Y además te servirá para cuando ya no te acuerdes de Bicicleta, cuchara, manzana...y te lo leas de nuevo, con ese pensamiento tipo ¿pero esto lo he escrito yo?
    Sin contar con lo importante que es, y será para tu descendencia.
    Loreto

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  4. Gracias, lectora anonima. Besos también para tí.

    ¡Ah! Prionodonte, yo sé que tú eres un descreído de las terapias. Y más, si son recomendadas como recomendables. Pero tienes razón: es una buena terapia, sin duda. No escribiré todos los días. De hecho, no lo he hecho durante las últimas semanas. Un abrazo.

    Joder, Loreto, no me hables de bicicleta, cuchara, manzana, que sabes que estoy preocupado por esos temas. Gracias por la visita. Un beso.

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