estrachas del ocelote

Pequeño almacén de letras



sábado, 27 de marzo de 2010

Al final del día


Con frecuencia deseamos, a veces con el fervor propio de quien reza una oración, que el espacio de cada día se pudiera inflar como un globo, haciendo sitio a otros minutos distintos de los que siempre ocupan plaza en el vehículo del tiempo. Y nos prometemos, quién sabe si para ser más convincentes en nuestra plegaria, aprovechar bien ese nuevo trozo de vida, para así poder decir con justicia cuando llega la lasitud del final de la jornada "hoy ha sido un buen día, y mañana será mejor". Pero siempre el sueño nos sorprende sin poder haber dicho nada, y al día siguiente tenemos que volver a los mismos anhelos.



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