estrachas del ocelote

Pequeño almacén de letras



lunes, 12 de agosto de 2013

Sin equipaje


Aquella noche, otra más de esas en las que mi cuerpo se relajó demasiado, acomodado en el sillón de casa, la tele me despertó escupiendo a Carlos Tarque con su voz desgarrada, y esa precisión imposible que imprime a cada nota que sale de su boca entre abierta. Dicen Luís y Carlos, cuando vemos juntos el concierto de “Sin enchufe”, cada vez que lo vemos, que “el muy cabrón, apenas abre la boca, pero canta como si la abriera dos veces”.
 
Como estaba solo cuando realicé este descubrimiento, no pude procurarme un cómplice que me regalara el disco (CD más DVD, todo un chollo), de modo que me lo regalé yo mismo. Eso ocurrió justo antes de que Carolina empezara a arrancarnos a todos la piel desde cualquier altavoz, no importa dónde nos encontráramos.
 
Desde entonces ya ha llovido, como dice la frase, nunca suficientemente “hecha” en sitios como Murcia, lugar de origen de los MClan; y sin embargo cuando escucho este concierto me parece que estoy ante una de los mejores trabajos del pop-rock español de los últimos 10 años. “Sin enchufe” es un concierto grabado en un local reducido, con un reducido público, pero con una cantidad de medios inimaginables para las posibilidades de un grupo (que no sea poderosísimo, como por ejemplo U2) a lo largo de toda una gira. Es, sencillamente, un momento mágico en el que a la alineación habitual de vocalista, guitarras, bajo y batería, de los MClan, se sumaron teclados, percusión, metales y coros; y aún acordeón y un tándem violín-violonchelo en un par de temas.
 
Canciones que se han hecho muy populares como la mencionada “Carolina”, “Llamando a la Tierra” (versión del éxito “Serenade from the Stars” de la Steve Miller Band), “Chilaba y cachimba”, o este “Sin equipaje”, lo han sido en la versión extraída de la grabación de este concierto. Un auténtico lujo, se lo aseguro. Una verdadera suerte que aquella noche alguien “saliera a buscarme con sus botas de todas partes”.
 
 
 



Sopla el viento de aquellos años,
que nos han dado tanto,
suena el eco de una canción
que he dejado por cada rincón.
 
He probado ya
tragos dulces y amargos,
se harán largos nuestros pasos,
si buscamos un sitio mejor.
 
Con lo que queda,
sé muy bien: valdrá la pena,
fuego en las venas
y alas en el corazón.
 
Noches tatuadas,
más de mil batallas ya,
nos quedan mañanas para ganar.
 
Luz de madrugada,
he dejado tanto atrás,
aún tengo balas para gastar.
 
Con mis botas de todas partes,
he bajado a buscarte,
en este tren a ningún lugar,
aún nos quedan sitios por llegar.
 
La lluvia cae bien,
se está haciendo ya tarde,
dos salvajes sin equipaje,
dicen los grillos de tu portal.
 
Hay una vida,
y unos sueños que aún respiran,
y un par de heridas,
que más bien pronto cerrarán.
 
Noches tatuadas,
más de mil batallas ya,
nos quedan mañanas para ganar.
 
Guardo esa locura,
que no tiene cura ya,
quememos las dudas en tu desván.
 
Nos quedan mañanas para ganar,
quememos las dudas en tu desván,
sin equipaje.
 
 

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