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lunes, 7 de noviembre de 2011

Dietario Errático (20-09-2011)


Los próximos años que cumpla mi padre serán noventa. Como el ángulo recto, vaya. Ese cerro de trienios acumulados le convierte en miembro de pleno derecho del club de personas, de censo ya bastante escaso, que conservan recuerdos personales de hace 75 años. Cada uno los suyos, claro. Pero todos creados a base de su propia presencia en algunas de las escenas de nuestra Historia de entonces. Historia que, pese a los años transcurridos, aún no es la misma para todos.

El otro día le desvelé a mi padre mi aspiración ilusorio-electoral para las próximas generales de noviembre, y que no es otra que que los dos grandes partidos sufran un batacazo lo más importante posible, aún cuando alguno de ellos acabe, inevitablemente, por gobernar. Tras este despliegue de insensatez (colijo que este es el adjetivo que él asignó a mi comportamiento, aunque no lo dijera), y habida cuenta de que declaré asimismo mi intención de votar a algún partido de ámbito nacional; mi padre hizo un recuento rápido de las opciones posibles, y se alarmó de inmediato. La causa: que Izquierda Unida era una de ellas.

Claro, ni a mí me gustaría, ya a estas alturas, contribuir a que los recuerdos de mi padre pasasen a ser elementos desechables, cuyo significado se ha quedado obsoleto con el paso de los años, ni creo que su voluntad me lo consintiera. Tendría que hacerle cambiar de opinión cada día, porque cada día se habría perdido en los retranqueos de su memoria, el cambio ocurrido en la jornada precedente.

Por ser mi padre quien es (y esto, como es natural, no tiene mérito ninguno), puedo comprenderle; y aún soy proactivo a la hora de evitarle discusiones inútiles sobre determinados temas. Pero haría lo mismo con cualquier otro miembro de su club de mayores, y con idéntica empatía. Lo que no me cabe en esta mollera mía, estrecha y atónita, es que la alarma que sintió mi padre el otro día, pueda ser compartida por personas de la siguiente generación a la suya, que es la mía; y aún incluso por las de la siguiente a la siguiente, para las que el concepto de “las dos Españas” debería ser apenas una leyenda, o ni eso. O sea, los no nacidos en esos tiempos, tan antiguos y tan españoles, en los que las ideas políticas diferentes de las propias, eran signo inequívoco de enfermedad.

Y es que hay quienes siguen empeñados en que la frontera de sus vidas se vea acechada, hoy y siempre, o por “rojos” o por “fachas”. Y digo yo que con tanto correr la Historia, y ponerse el glosario político ya tan macizo de términos, ¿no podían encontrar estos “jóvenes de la tercera edad” otras denominaciones que resultaran algo menos fósiles para expresar su falta de tolerancia?

¡País!, que diría mi admirado Forges.





2 comentarios:

  1. Yo calculo, que el motivo por el que las ideologias y algunas fanáticas, no han evolucionado generación tras generación en algunas personas, desde los tiempos de tu papi, que ya es decir y comparar, es igual que el analisis técnico y fundamental de broker. A lo largo de la historia siempre hay alguna figura historia, que puede ser la excepción a lo largo del tiempo para que las cosas cambien; es complicado encontrar en un gráfico de velas donde está el punto de soporte, ó resistencia para este cambio.
    Me gustaria que fuese este el momento del cambio. De momento en el debate de anoche con los dos candidatos, solo escuché mas de los mismo, un subido futuro presidente sin respuestas, ni propuestas, y una aguda oposición, como buena oposición. Eché de menos un debate abierto de los demas candidatos de las otras fuerzas políticas. Es posible que no nos den ni opción de cambio por lo menos en los medios.

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  2. Gracias por tu visita, anónimo. No sé si he entendido bien la primera parte de tu respuesta. En todo caso, el icono de "las dos Españas" no creo que tenga que ver específicamente con los candidatos a estas próximas elecciones.

    Un saludo

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