estrachas del ocelote

Pequeño almacén de letras



lunes, 22 de agosto de 2011

El último trabajo de Lord Badminton (versión extendida y estrambótica de un viejo chiste)


I
Eran las 16:55 horas. El octogenario Lord Badminton ocupaba su butaca favorita en la biblioteca de su mansión del Condado de Yorkshire, mientras ojeaba un artículo de la Enciclopedia Británica. Consumía de esa forma los minutos finales antes de alcanzar la hora del té; cita de la que había sido anfitrión y concurrente durante cada día de los últimos 40 años, y que se celebraba con una puntualidad de recibo bancario.

Robert, el viejo mayordomo, entró en la biblioteca.

-Lord Badminton, en el hall hay una joven mujer que se ha presentado como Susan Wimbledon. Dice que necesita imperiosamente hablar con usted.

-Por el mismísimo Camelot, Robert, deshágase de ella. ¿No ve la hora que es?

-Ya lo he intentado, aunque sin éxito, Milord. Dice que es de importancia extrema y principal que usted le dedique un minuto.

-Está bien, Robert, ese es exactamente el tiempo del que dispondrá. Hágala pasar. Veamos que quiere esa mujer.

Al cabo de algunos segundos, apareció en la estancia una bellísima joven, a la que el adjetivo de 'escultural' tampoco le resultaba desajustado. Eso pensó Lord Badminton. Robert cerró la puerta tras ella.

-Usted dirá - dijo Lord Badminton-. Le ruego que sea breve pues dispongo solo de un minuto.

-Aunque mi nombre no le diga nada, Lord Badminton, soy nieta de Lady Margaret Darlington.

-¿Margaret? Mi querida Margaret. Por el gran Ricardo, ¿cómo se encuentra? ¿Qué es de ella?

-Siento ser la portadora de tan dolorosas noticias, Lord Badminton, pero mi abuela se muere. Un cáncer la está devorando el cuerpo, allá en su casa de Nueva York. Los médicos le dan dos o tres días de vida. Yo vuelo dentro de pocas horas para reunirme con ella, a fin de dedicarle mi atención y cariño en sus últimos momentos.

-Por todos los sajones traidores, cuánto me apena esta noticia que me trae. ¿Qué puedo hacer yo?

-Verá, Milord, ayer recibí una carta de mi abuela en la que me pedía que le visitara antes de reunirme con ella. En sus letras, me rogaba que pusiera todo mi empeño en intentar hacer el amor con usted en su nombre. Dice que nuestra unión física, cerrará, de alguna forma, la persistente angustia que le ha acompañado durante todos estos años por el hecho de que ella y usted nunca llegaran a consumar su amor, único y apasionado; y ello, como consecuencia de la terca oposición al mismo por parte de la familia Darlington. Añadía en la epístola, que este acto póstumo le daría la tranquilidad y serenidad necesarias para afrontar el final, y acometer su viaje hacia el misticismo de más allá de nuestro mundo. Su último pensamiento – dice – será para usted y el truncado amor que ambos compartieron.

Y esa es, Milord, la razón de mi presencia aquí. Me consta que es una hora del todo inoportuna, pero no dispongo de otro momento, puesto que parto hacia el aeropuerto en breve.

Lord Badminton se quedó pensativo; y tras algunos segundos, hizo llamar a Robert.





II
Eran las 17:01 horas. Robert accedió al salón de té donde media docena de caballeros charlaban animadamente. Lord Brightmore se dirigió al mayordomo:

-Mi querido Robert, creo que asistimos a un hecho histórico. Mi reloj marca las cinco y un minuto y Lord Badminton continúa ausente. ¿Nos trae noticias de él?

-En efecto Milord. Lord Badminton me encarga que les comunique su imposibilidad inmediata para estar aquí, y les ruega encarecidamente que le disculpen. No obstante, serviré el té ahora mismo. Lord Badminton me pide, asimismo, que les diga, que si puede se reunirá con ustedes en el plazo aproximado de una hora. Si no puede, lo hará en cinco minutos.


Agosto de 2011

6 comentarios:

  1. "Si no puede, lo hará en cinco minutos."

    jajaja...

    Lo mejor del chiste es cómo lo has contado.Leía y parecía que estaba viendo una comedia inglesa.

    Carmen

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  2. Te veo capaz de contarnos el del fantasma de los ojos azules y, aún así, hacer que tenga gracia.

    (Espero que Lord Badmington se demorara y comprendiera que hay cosas mejores que dos tazas de te)

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  3. Extendida y estrambótica... Qué bueno, Papá =)

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  4. ¡Pero qué simpático eres y qué bien cuentas los chistes!

    ¡Ole el arte de elegir los nombres! Presentas, con mucha gracia, a los personajes en su ambiente. Sí, las enciclopedias también ayudan, claro, y hasta las imprecaciones que lanza Lord Badminton lo hacen más auténtico; se exalta, pero con sobriedad, con esa flema típicamente inglesa.

    Entonces resulta que Lord Badminton quiere participar en el seductor torneo de Wimbledon ¿no? Bueno ya sabemos que el diseño de su volante emplumado es poco aerodinámico, y más a su edad, pero por otra parte Lady Susan trae su raqueta, de cordaje nuevo y bien tensado, con el importante encargo de poner todo su empeño…… ¿se les enfriará el té?

    Asistimos por aquí a un hecho histórico también, el primer chiste, caramelizado al punto del estrambote, de este blog. ¡Bravo!


    Keira

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  5. Por Excalibur, no conocía el chiste... ¡y casi se me saltan los puntos! xD
    Saludos, querido ocelote :*

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  6. Gracias, Carmen. Esa era la intención. ‘Vestir’ un poco el chiste con el ropaje de la época en la que yo me lo puedo imaginar.

    Me anoto en la lista de las tareas pendientes, el escribir una versión estrambótica del chiste del fantasma de los ojos azules. Aunque, entre y tú y yo, Qwerty, las listas de tareas pendientes, o sobreviven permanentemente, o pierden su esencia.

    ¡Pero si ha venido a verme mi hija!. Un besazo, guapa.

    Muchas gracias, Keira. La verdad es que cuando más joven (todavía), en casa me solían decir que contaba bien los chistes. Lo decían porque ¿qué se va a decir a un miembro de la familia? Pero lo que sí es verdad es que me sabía muchos chistes. Ahora se me olvidan casi todos. Una lata.

    Hola, Arrebolada. Es que el chiste es per se verdaderamente gracioso. Si no fuera así, ¿de qué esta afluencia extraordinaria de lectores? De todas formas, visto lo visto, igual lo intento con algún otro. Aunque creo que el del fantasma de los ojos azules no tendría salvación ni en manos del mismísimo Quevedo.

    Muchas gracias a todos.

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