estrachas del ocelote

Pequeño almacén de letras



martes, 20 de julio de 2010

Precious



No hay apenas luz, si no son los focos débilmente coloreados de amarillo y verde que alumbran con tibieza el reducido escenario. En las mesas, llamas temblorosas dentro de pequeños quinqués, cuyos reflejos convierten los rostros de los asistentes en objetos tenebristas de Velázquez, o de Caravaggio, o de la Isla de Pascua. Nadie habla. Sólo algunas bocas entreabiertas; las de los que no son capaces de escuchar la música sin adoptar algún gesto que delate su admiración y sorpresa. Es lo que tiene el entrar en un local íntimo y acogedor a escuchar este Jazz: el pequeño soplo de aire que producen las cuerdas del contrabajo casi te alcanza el rostro, y la música se te mete dentro, y nunca quieres que haya más luz, ni que se detengan las teclas del piano o las baquetas.





Esperanza Spalding acaba de cumplir 25 años. Y cuesta creer que en tan poco tiempo se pueda alcanzar un nivel de sensibilidad semejante, y tan gran talento para el Jazz melódico. Es una mujer vinculada desde siempre a la música, y toca otros instrumentos además del contrabajo. La faceta de vocalista ha sido la última en llegar, y el resultado es, al menos en esta canción que dejo aquí, simplemente asombroso.

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